viernes, 13 de noviembre de 2009

Carmesí Salvaje


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Carmesí empieza su recorrido desde La Iglesia de Los Desamparados, escucha la misa de pie, parada al fondo, algunas veces ya la han echado, pero ella se mantiene firme en volver, para ella es importante empezar el día, agradeciendo y recibiendo la bendición de Dios, para que la protega de cualquier mal, pues las calles estan cada día mas peligrosas, se va por toda La Avenida Venezuela, luciendo su traje rojo escotado, con sus enormes labios pintados de carmesí, ella es voluptuosa gracias al aceite de avión, con sus grandes senos, y un trasero grande, que todos voltean para verla, se entretiene mirando los escaparates de por allí, aveces saluda algunas amigas peluqueras, aveces compra libros, le encanta la poesía, aveces se reune con su amigo Azul, un joven que aspira a ser escritor, con quien comparte su gusto por la poesía, aveces entra al Supermercado Metro de Alfonso Ugarte, mas guiada por el hambre, el cansancio o de vez en cuando el llamado de la naturaleza, siempre se enfrasca en una discusión con la empleada que cuida los baños, que no la quiera dejar entrar al baño de mujeres, porque a pesar de ser travesti, ella quiere ser respetada como mujer, incluso por mas que este pagando o consumiendo en ese repestable supermercado, siempre se termina yendo algo airada, en las calles olvida el impase.

La Avenida Wilson es su avenida preferida, la conoce como la palma de su mano, saluda a algunas colegas, aparecen los primeros parroquianos, algunos taxistas le tocan el claxon, algunos chicos la molestan o la pifian, a pesar se sentirse mujer, ha tenido muchas veces que defenderse de algunos abusivos, y lo sabe hacer muy bien, a pesar de su apariencia de flor, da golpes como una Orquidea Salvaje, un par de vueltas, un par de clientes, un par de polvos, un ir y venir del Hostal El Paraiso, que está en el pasaje Garcia Calderón.

Cuando esta cansada y aburrida, se va a sentar en a La Plaza Francia, donde todo la fauna limeña, va alli, desde maricas, metaleros, emos, yunkies y los que les gusta beber pisco puro sin ninguna razón aparente, donde viven como si el mundo se fuera acabar mañana, siempre encuentra a Azul, alto, delgado, trigueño claro, con sus cabellos ondulados algo largos sin peinar, vestido con su polo plomo, su pantalon jean celeste raído y sus zapatillas blancas Nike favoritas, con sus ojos ojerosos de tanto leer, declamando sus últimos poemas, enfrascado en alguna discusión, él interrumpe lo que hace y se acerca a Carmesí, le da un beso tierno en la mejilla, como de hermano a hermana que aprecia y quiere, aveces le regala un abrazo, hay una secreta amistad allí, algunos comentan que en el peor momento de la vida de Azul, cuando este intento suicidarse, apareció Carmesí, lo salvo y lo cuido durante un tiempo, desde alli nació esa secreta y extraña amistad entre un heterosexual y una travestí, Azul sonrie y le comenta:”He ganado un par de pesos, vamos al Averno, para invitarte un par de chelas”, Carmesí, sonrie a pesar de estar cansada siempre acepta, caminan hacia el Jirón Quilca, entran al Averno, alli Azul, es muy conocido, mucha gente lo saluda, Carmesí se siente fuera de lugar, pero Azul siempre hace que sienta como en casa, le presenta a su gente, después de un par de chelas, y escuchar música estridente, Carmesí se excusa, y dice que tiene que seguir trabajando, Azul comprende le regala otro beso de hermano en la mejilla.

Carmesí ha decidido ir esta vez por Jirón de la Unión, a ver mas escaparates, ir por los baños públicos, donde consigue clientela, aunque sea para un sexo oral, aveces también se enfrasca en mas discusiones, que la quieren echar, pero aveces las mismas travestis, porque la competencia esta dura, termina su recorrido en la Avenida Tacna, se detiene ante la Iglesia Las Nazarenas, se queda de pie en las rejas, dice una oración, y decide regresar a casa, aveces por el cansancio decidi tomarse un taxi, y aveces el taxista o es un cliente antiguo o decide tomar los servicios de Carmesí.

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