martes, 17 de noviembre de 2009

Viajando con Don Prospero


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Saliendo a las 2:30 a.m. De una discoteca de uno de los distritos mas conocidos, viejos y culturales de Lima, de Barranco, salia de la discoteca barranco bar (http://www.291barrancobar.com/) que esta por la Plaza Butters, hace tiempo que no bajaba a ese distrito ni mucho menos a una discoteca de allí, el motivo, el cumpleaños de una ex compañera de trabajo, si bien no es mi contemporanea en edad, hicimos buenas relaciones y tenía que cumplirle, disfrute haciendolo y sentí que no fue mero compromiso.

Lo mas curioso sucedio después, cuando sali para tomar el taxi, vi cambiado a Barranco, mas vistoso, iluminado y con bastante seguridad, no se sentía la cercanía al mar y su clima tan húmedo, tenía un poco de temor de que pasara algun impase insperado, pero todo salió tranquilo, consegui un taxi, que pudiera llevarme a mi querido Callao, por S/20.00, me toco un taxista bonachon que aparentaba tener 50 años cuando en realidad tenía 70, de esos taxistas que siempre te hacen la conversación.

Empezo a contarme acerca de su anterior cliente, que curiosamente también era del Callao, pero del distrito de La Perla, ella estaba sorprendida por lo actitud de los jóvenes bebedores de ahora, estuvimos conversando acerca de esta joven, hasta que al final, el taxista me hablo de su peculiar filosofía de vida, él se veía joven, porque se sentía joven, trataba de no trasnocharse, dormir bien, comer bien, y sobre todo no amargarse, tomaba la vida con humor y simpatía, si alguien se aprovechaba de él o lo insultaba, él no renegaba lo dejaba ir.

Bautice al taxista como Don Próspero, nombre literario de un personaje de Shakespeare en su obra La Tormenta, para mi este taxista era prospero, porque a pesar de que no tendría todas las comidades del mundo, se sentía bien tal como estaba, no esperaba mas, y estaba agradecido con la vida, yo que estaba saliendo de una breve depresión que casi me tumba, agradecí a Dios, que ese día me haya puesto en el camino a Don Próspero, no solo porque me llevo sano y salvo sino me enseño una gran lección de vida.

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