“En cuanto llegó a su casa dirigiose al encuentro de su madrina, y después de haberle dado las gracias le dijo que desearía volver al baile el siguiente día, por que el hijo del rey se lo había rogado. Ocupada estaba en referir a su madrina todo lo que había ocurrido, cuando las dos hermanas llamaron a la puerta. La Cenicienta fue a abrir, y les dijo:
-¡Cuánto habéis tardado en volver!
Al mismo tiempo se frotaba los ojos y se desperezaba como si acabara de despertar, por más que no hubiere pensado en dormir desde que se separaron. Una de sus hermanas exclamó:
-Si hubieses estado en el baile no te hubieras fastidiado, pues ha ido la más hermosa princesa que pueda verse, quien se ha mostrado con nosotras muy amable y nos ha dado naranjas y limones.
Extraordinario era el júbilo de la Cenicienta. Preguntoles el nombre de la princesa, y le contestaron que se ignoraba, añadiendo que esto hacía sufrir mucho al hijo el rey, que daría todo lo del mundo por saberlo. Sonrió la Cenicienta, y les dijo:
-¿Era muy bella? ¡Dios mío!, cuán dichosas sois vosotras; también lo sería yo si pudiese verla. Hermana mía, préstame tu vestido amarillo, el que te pones cada día.
-¿Crees que he perdido el juicio? No estoy loca rematada para prestar mi vestido a una fea y sucia como tú.
La Cenicienta contaba con esta negativa, que no le pesó, pues no hubiera sabido qué hacerse si su hermana hubiese accedido a su demanda.”
En el siguiente ensayo, las parejas cambiadas, se descambiaron, ya no hubo queja de parte mía, pero igual al final del ensayo, me iba caminando con el Principe a mi casa, cada vez me emocionaba vez y no tenía a quién contárselo, hasta intente contarle a mi madrastra, fue una buena conversa, me dijo que era normal que sintiera esas cosas, de grande los sentimientos serían diferentes, y me aconsejó recuperara mi amistad con mi amiga, entonces en el siguiente ensayo, le pedía una sugerencia a la Profesora Amor, que intercambiaramos parejas, rotando una y otra vez, hasta que le tocó bailar al Raticiento con la Serracenicienta, ella estaba tan radiante, me sentía feliz por ella, yo intercambiaba miradas con el Príncipe Azul, hasta que se dio cuenta la Cenicienta, me espero al final del ensayo, me amenazó que no quería que me atreviera a ver a su novio, yo le dije que no sabía que eran novios, que él me dijo que no tenía novia, que igual no me acercara porque él estaba esperando su respuesta y que yo no tenía oportunidad con él. Me empujo, la empuje, empezó la pelea, vinieron mis compañeros nos rodearon, apareció la Profesora Amor, me tomo por la cintura y el Príncipe, detuvo a la Cenicienta para que no se abalance contra mí, la Profesora nos suspendió, a pesar de que poco se estrenaría la obra, la vergüenza de ser suspendida no fue lo peor, sino que él se fue con ella.
Salí sola del ensayo, apareció tras de mí, la Serracenicienta, esperaba que fuera el Principe, me pregunto si estaba bien, le dije que no, la abrace y me puse a llorar, le dije que no quería ir a casa, quería contarle todo, fuimos a un parque cerca de mi casa, le conté todo, ella quedó sorprendida, que me envidiaba, porque ella ni siquiera tenía ni una mirada del Raticiento, pero luego me contó que el día del estreno, le robaría un beso al chico, quería decirle que desistiera, que no valía la pena, pero me quede callada, me acompaño a mi casa y nos despedimos.
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